¿Cómo pueden afectar las etiquetas a los niños y niñas?
¡Buenas lectores y lectoras! Ya estamos en el ecuador del mes, espero y deseo que estéis pasando un buen mes de julio, lleno de descanso, desconexión y disfrute de vuestros seres queridos. Hoy os traigo una entrada que a todo el mundo nos puede hacernos reflexionar porque es un tema que nos atañe a toda la sociedad: las etiquetas.
Hoy en día está normalizado escuchar en nuestro entorno, frases o expresiones como éstas: “eres una tonta”, “¡qué vago eres!”, “¡no haces nunca nada bien!” o también éstas otras: “es buena niña”, “eres un campeón”, “¡qué empollona eres!””. Si dices estas frases o expresiones a tus hij@s o alumn@s u otras semejantes, estás poniendo etiquetas, aunque lo hagas de manera inconsciente, todas tienen un efecto negativo (da igual que suenen bien).
¿Qué son las etiquetas?
Las etiquetas según Alberto Soler, psicólogo infantil, son atajos mentales a los que acudimos porque nos ayudan a organizar conceptos y realidades. Sin embargo, aunque pensemos que hay etiquetas positivas (listo o buena, por ejemplo) y otras negativas (nervioso, mala o desastre), todas acaban cumpliendo la misma función: limitar el desarrollo de nuestros hijos e hijas.
El uso de las etiquetas en los niños y en las niñas, es un tema que puede llegar afectar mucho la autoestima y al autoconcepto de nuestra infancia. También en gran medida, a la formación de su personalidad.
Las etiquetas hacen que los niños y las niñas puedan crearse una mala imagen de sí mism@s, al tomar en cuenta la opinión de los demás y no creer en sus capacidades y talentos. Además, hace que l@s niñ@s pierdan la confianza que tienen en sí mismos y que opten por actuar de la manera en que se le está siendo etiquetado.
En psicología, se le llama el “efecto Pigmalión” o “profecía autocumplida” que podríamos definirlo como la influencia que una persona ejerce sobre otra. En este caso, se trataría de la influencia que ejercen los adultos sobre los niños y niñas en su desarrollo y en su personalidad.
También el psicólogo estadounidense Martin Seligman, en los años ochenta, desarrolló la teoría de la indefensión aprendida. Esta teoría describía que las personas a las que se les somete a comentarios o valoraciones negativas acaban comportándose tal y como son categorizadas.
El niño que es etiquetado como “poco habilidoso” acabará comportándose según los dictámenes de esa etiqueta y la niña que es etiquetada como “empollona” también acabará comportándose exactamente igual.
¿Qué tipos de etiquetas existen?
Podríamos hablar de tres tipos de etiquetas según las Universidad de Padres:
Las etiquetas negativas
Aparecen generalmente cuando los niños y las niñas demuestran habitualmente un comportamiento inadecuado, dificultad en las relaciones sociales o por su nivel de inteligencia. Dirigirnos hacia ellos así, no modificará su comportamiento, ni hará que cambien de actitud ni lograremos que superen sus dificultades. Por ejemplo: “eres de lo peor”, “nunca haces nada bien”, …
Las etiquetas positivas
Son aquellas expresiones que resaltan de manera exagerada alguna cualidad o habilidad del niño o de la niña. Las personas las utilizamos con ánimo de halagar, animar o reforzar su autoestima, pero son igual de dañinas que las anteriores porque el niño o la niña acaba actuando para conseguir la aprobación de los demás. Frases como «eres la mejor en todo», «sacarás un 10», «no fallas nunca» …, puede llegar a generar en los niños y niñas una gran presión, miedo a no fallar ni defraudar y, al final, lo que hacemos es limitar su capacidad.
Las etiquetas de género
Diferenciando a los niños y a las niñas según su género. Frases muy comunes como «esto es de niños», «pareces un chico», «los niños no lloran», son frases que debemos, en todo momento, evitar y erradicar.
¿Por qué no debemos etiquetar a los niños y niñas?
- Ponen de manifiesto las características negativas de un niño o de una niña y al final se creen que es así realmente.
- Las etiquetas no ayudan a solucionar los problemas que puedan existir.
- Las etiquetas sean positivas o negativas pueden estar equivocadas y ser crueles.
- Las etiquetas los castigan, los limitan y no los hace libres para ser como ellos son.
- Cuando ponemos etiquetas no estamos respetando, ni aceptando su forma de ser.
- Las etiquetas impiden el desarrollo, la superación y la formación de su personalidad.
- Las etiquetas son dañinas para ellos y para los adultos ya que no creemos en el cambio. Es fundamental que empecemos a creer en ellos.
¿Cómo podemos reforzar de forma positiva el comportamiento de los niños y niñas sin etiquetas?
Hay tres pasos que deben darse de manera consecutiva, según la Universidad de Padres:
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Toma de conciencia. Tomar conciencia de que esa etiqueta está ahí, instalada en nuestro cerebro.
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Aceptación. Aceptar nuestra responsabilidad sobre esa etiqueta.
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Acción correctiva. Uso de frases en positivo, en vez de utilizar las etiquetas.
Por eso las familias y los docentes deben potenciar en los niños y en las niñas cualidades positivas ayudando a construir una imagen positiva y adecuada de ellos mismos. También se debe crear un clima afectuoso y de comunicación. Por eso es necesario aprender a usar frases en positivo como:
- La etiqueta de «eres torpe» por «aquí estoy yo para ayudarte, puedes conseguirlo”.
- La etiqueta de «eres un desordenado» por «recoge tu mesa, seguro que lo haces fenomenal”.
- La etiqueta de “eres muy list@” por “hoy has hecho un buen trabajo, sigue así”.
Conclusión
Ojalá los adultos de hoy y los del mañana seamos capaces de educar sin etiquetar, sin clasificar a nuestros niños y niñas según sus habilidades, dificultades o su nivel de inteligencia. Sin poner etiquetas a comportamientos ni a la forma de actuar o sentir. Sin juicios de valor que les impidan intentar las cosas sin miedo, que marquen su personalidad y que disminuyan la confianza o la ilusión.
Reflexionemos y seamos conscientes las familias y los docentes del poder que tienen nuestras palabras sobre la capacidad y el comportamiento de los niños y las niñas. Que todas las etiquetas (positivas y negativas) hacen daño en el corazón y en la adultez es más complicado reparar esas heridas emocionales. Como dice Alberto Soler: “las etiquetas son muy fáciles de poner, pero muy difíciles de quitar”.
Eduquemos a los niños y a las niñas desde la aceptación, la confianza, la empatía y el respeto. Mostrando amor y cariño sin condiciones. Potenciando al máximo sus capacidades y talentos, reforzando sus debilidades para superarlas con esfuerzo y empatizando con los tropiezos con paciencia y cercanía.
Que se sientan siempre comprendidos y escuchados, dándoles la oportunidad de equivocarse las veces que sea necesario. Animándoles siempre a comenzar de cero porque volver a empezar supone una nueva oportunidad para seguir aprendiendo en la vida. Enseñándoles a comunicarse asertivamente y a identificar cada una de sus emociones para saber regularlas conforme vayan creciendo.
Para terminar, me gustaría compartir con todos los lectores y lectoras del blog los siguientes enlaces:
- https://www.elperiodico.com/es/educacion/20211116/etiquetas-positivas-son-buenas-ninos-12858242 (con las aportaciones de Begoña Ibarrola y José Ramón Gamo).
- La reseña del libro de Alberto Soler y Concepción Roger: “niños sin etiquetas”.
-9 Comentarios-
¡Un artículo muy útil Juan Miguel! Como bien dices el hábito de etiquetar es especialmente dañino para el desarrollo adecuado de la autoimagen y la identidad del individuo por eso creo que artículos como este nos ayudan a tomar conciencia y ver la importancia de cambiar este hábito. De igual modo podemos enseñar a nuestros hijos y alumnos a defenderse de las etiquetas de los demás y a no etiquetarse a si mismos. ¡Muchas gracias por esta necesaria información!
¡Muchas gracias por tu comentario Isabel! Estoy de acuerdo contigo cuando dices que tenemos que enseñar tanto a los niñ@s como a los alumn@s a no etiquetarse a sí mismos porque puede ser más nocivo y peligroso que las etiquetas que nos ponen los demás. Las familias y los docentes tenemos un importante papel para que los niños y las niñas adquieran un autoconcepto y una autoestima positiva.
¡Artículo super interesante! ¡Me ha encantado! Totalmente cierto, vivimos en una época donde mayormente nos comportamos así y es realmente equivocado . Gracias por dar luz a este problema que hoy en dia es más de adultos que de niños. Ellos aprenden de lo que oyen y ven. Todos son especiales independientemente de su capacidad intelectual, cada cual a su ritmo.
¡Muchas gracias por tu comentario María del Mar! Hoy en día por desgracia los adultos le transmitimos las etiquetas a l@s niñ@s y lo peor de de todo son las etiquetas que usan los mismos niñ@s con sus iguales. Es un tema delicado que nos lleva a una profunda reflexión para poner en práctica como es nuestra crianza con los más pequeños.
Artículo muy necesario porque desgraciadamente no pasa de moda, debemos de recordar la importancia de palabras como: «nunca» «jamás» pueden ser sustituidas por «todavía» o «aún» porque «las palabras no se las lleva el viento, se quedan impregnadas en nuestro ser y sanan o hieren».¡Un abrazo y gracias por tu incansable trabajo!
¡Muchas gracias por tu comentario Esther! Ojalá las palabras como tú describes: «nunca» o «jamás» no se utilizarán porque no confían en los niños y en las niñas. Lo importante es poner el foco en que siempre los niños y las niñas pueden mejorar cada día más.
Gracias por esta temática tan importante para que podamos ser conscientes de que etiquetar a las personas y en especial, a las niñas y a los niños puede ser una gran carga muy pesada de llevar.
Y efectivamente, muchas veces, las personas no son conscientes y más cuando «la etiqueta es positiva». Estas, son propensas a que las personas integren una comunicación más pasiva al igual que, las etiquetas negativas tienden a que las personas tengan una comunicación más agresiva con los demás. Y lo realmente importante es que podamos construir y educar en asertividad para avanzar socialmente.
¡Muchas gracias por tu comentario Gema! Es necesario que se hablen de estos temas en educación porque hoy en día todo el mundo es etiquetado ya sea de manera positiva o negativa. Hoy en día hay más investigaciones y más información sobre el tema de las etiquetas por eso los adultos tenemos que ser más concientes para que las nuevas generaciones no sufran lo que han sufrido otras generaciones. También es positivo desterrar esos prejucios y estereotipos que dañan a la infancia.
Me ha encantado y que gran verdad. Antes no me daba cuenta de este tipo de etiquetas que desde pequeños parece que nos han impuesto. Ahora que soy madre, cuido mucho esto.